
Esa despedida decía mucho de tí, de mi, de nuestra historia. No queríamos dejarnos, tampoco nos podíamos besar; no correspondía, no eramos nada... Aunque si queríamos decirnos tantas cosas y sellarlas con un beso, pero no era el momento. Era imposible algo entre los dos, hablarnos sin decir nada, como siempre lo hicimos, solo vernos y el lenguaje de nuestros corazones.
Y si te dejo ir lejos de mí? Aunque sintamos algo el uno por el otro y nos hagamos los locos... Pero déjame ser feliz, déjame soñar un poquito, déjame imaginar un futuro feliz contigo, mientras olvido este ingrato presente. Déjame pensar que puedo acariciarte en las noches mientras duermes, refugiarme en tu amor, dormir en tu pecho.
Como esos amores de las más tristes novelas, tan cerca y a la vez tan lejos, te tengo que dejar ir... Hablar sin hablar, sabíamos todo del otro sin contarnos nada, era eso lo mejor para ambos, despedirnos.